El viñedo en noviembre, el otoño toma las cepas de Bodega del Abad
Cada etapa del viñedo tiene algo que la hace diferente y especial. La flor, la uva, la hoja y sus diferentes colores… Tras la explosión del verano, en el que las cepas se llenan del verde de las hojas y las uvas cuelgan de los brazos de la viña, el paisaje cambia drásticamente una vez llegado el otoño.
Las uvas, una vez vendimiadas, desaparecen del viñedo, mientras que el verde de las hojas torna de color y va dejando paso a los tonos rojizos, marrones y amarillos tan característicos de esta estación. El proceso que viven las viñas explica el cambio en el paisaje. Los nutrientes que la planta destinaba a la uva y que recorrían el camino de las ramas para llegar hasta los racimos, comienzan a trasladarse a las raíces de la vid. Además de que por el momento ya no son necesarios en la parte más externa de la cepa, esta es la particular manera del viñedo de preparase para las temperaturas frías que llegarán en invierno.
¿Qué supone que las reservas pasen a las raíces? La clorofila, encargada de dotar a las hojas de ese vivo color verde que las caracteriza, también se desplaza a la raíz de la planta, por lo que empezamos a ver como las hojas empiezan a cambiar su color virando hacia el marrón y el amarillo que comentábamos anteriormente. Unas semanas después, y teniendo en cuenta que la vid es una planta caduca, las hojas comienzan a desprenderse y empezamos a ver esas ramas desnudas.
Es el momento de esperar, de pasar los meses de frío y ver cómo, en primavera, con el aumento de las temperaturas, la planta vuelve a la vida y se inicia de nuevo ese maravilloso proceso que culmina en la vendimia de nuestras castas bercianas mencía y godello.
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