Es posible que, si nos paramos a pensar en las temperaturas idóneas para el desarrollo de la vid y sus frutos, lo primero que nos venga a la mente sea el calor. Tiene sentido. En primavera comienza la brotación y la uva empieza a dejar verse, para culminar durante el verano su maduración. Sin embargo, el invierno también es muy importante para el correcto desarrollo de la planta y, por tanto, para la posterior calidad de los vinos elaborados. Y es que… ¿sabías que la viña necesita unas 150 horas de frío para desarrollarse correctamente? ¡Sigue leyendo, te lo contamos en este post!