Los vinos de Bodega del Abad, Bierzo en estado puro
En Bodega del Abad siempre hemos tenido clara nuestra raíz y la esencia que define nuestro trabajo y nuestros vinos: llevamos El Bierzo por bandera.
Somos Bierzo porque nuestras viñas crecen en su suelo de arcilla y pizarra. Crecen en la olla berciana, donde el viñedo lleva siglos pasando el examen de la naturaleza desde la floración al envero. Somos Bierzo porque convertimos en vino las dos castas autóctonas más potentes de la comarca. No hemos querido utilizar ninguna más. Solo las nuestras. Mencía y godello son las dos caras que se expresan detrás de cada etiqueta de Bodega del Abad.
Y somos Bierzo porque detrás de las notas aromáticas de nuestros vinos, de su estructura y de su capacidad para resistirse y para evolucionar con los años está la razón de ser de una bodega anclada en esta tierra. En sus laderas y valles. En definitiva, los vinos de Bodega del Abad son una prolongación del paisaje cultural berciano. Único y diferente. Y si hay algo que justifica nuestra presencia en El Bierzo es que cada añada es un pulso más a la riqueza de nuestra tierra.
Lo somos porque llevamos en la entraña del vino la magia y la inercia de los viejos monasterios. El nuestro, el de Carracedelo, que inspira a nuestro tinto de mencía Carracedo, sigue en pie, como testigo y guardián mudo del vino berciano que consumieron sus frailes hace siglos y que hoy disfrutan las nuevas generaciones del siglo XXI.
En Bodega del Abad somos Bierzo. Y lo decimos con orgullo. Llevamos nuestra tierra a cada botella, a cada nueva añada, a cada copa de mencía y godello que disfrutáis en cualquier parte del mundo.
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