Vino y dulce, ¡pareja perfecta!
Estamos acostumbrados a maridar los vinos, tintos y blancos, con los platos salados del menú. Ensaladas, escabeches, pastas, carnes, pescados, guisos… pero, ¿y qué pasa con los postres? ¿Quién dijo que los vinos no casan a la perfección con el momento más dulce de la comida? Este verano recibíamos una foto de una amiga que nos contaba cómo había disfrutado de su vino tinto Carracedo con una ración de tarta de las monjas del restaurante la Parrilla de San Lorenzo de Valladolid. Al verla pensamos que los matices de nuestro mencía berciano casaban a la perfección con los ingredientes de la tarta: bizcocho almibarado de nata, yema y trufa, napado de natillas y bordado con chocolate caliente… ¡se nos hizo la boca agua! Y, por eso, nos decidimos a escribir este post para animaros a empezar a disfrutar vuestros postres con una copa de vino.
Para ello, empezaremos dándoos una clave que quizá no conocíais: el tinto y el chocolate ¡son grandes compañeros de mesa! La fruta madura, incluso compotada, y los torrefactos presentes en algunos vinos tintos contrastan a la perfección con el amargor del chocolate negro.
Además, la acidez y la frescura de un vino blanco a la temperatura adecuada pueden convertirlo en el acompañante ideal para postres basados en frutas: ensaladas, macedonias, mousse…
Por su parte, si preferís un postre clásico y dulce como tartas, cremas pasteleras… Desde Bodega del Abad os recomendamos volver al tinto. Podéis elegir un tinto joven como nuestro Abad Dom Bueno Mencía o apostar por algo de barrica con un vino tan especial como el Carracedo, con el que comenzábamos este post.
En definitiva, la clave está en encontrar ese vino que nos haga disfrutar aún más del postre para cerrar una comida o una cena… ¡de la mejor manera posible!
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