Bodega del Abad, el invierno en los viñedos
Llega el mes de diciembre y, con él, el invierno a nuestros viñedos. No nos cansamos de disfrutar del espectáculo natural que nos ofrecen las viñas, de la magia que desprenden y de la que, en Bodega del Abad, por fortuna, somos testigos directos. Si el paso del verano al otoño nos ofrece un cambio de color que inunda de belleza los viñedos con ese mosaico tan característico, lo cierto es que la sobriedad del invierno no es menos hermosa.
La hoja de la viña va cayendo, dejando los sarmientos, ya desnudos de fruto, sin ningún abrigo. Las reservas están en la raíz, concentradas en esa parte para sobrevivir a las heladas que llegarán. El paisaje cambia de nuevo de color. Atrás quedan los rojos, naranjas y amarillos, que dejan paso a los tonos grises y amarronados, tan habituales del invierno berciano. ¡Qué magia esconden los días de niebla en los que la viña destaca entre el espeso manto blanco!
Durante el invierno tienen lugar diferentes trabajos, entre los que podemos señalar, por su relevancia, la poda. Pero también es el momento de esperar, de dejar que la naturaleza siga su curso e ir comprobando como, poco a poco, la savia vuelve a recorrer las ramas y el ciclo de la vid vuelve a empezar de nuevo. Pasado el invierno, cuando las temperaturas comiencen a subir, veremos aparecer los primeros brotes, esos que nos indican que la planta resurge y empieza de nuevo su camino para darnos lo mejor de sí, los racimos de sus uvas mencía y godello.
¡Es todo un lujo poder contemplar de cerca el espectáculo natural que suponen las diferentes fases por las que pasa el viñedo! Os invitamos a acercaros a nuestra bodega, en Carracedelo, y vivirlo de cerca con nosotros… ¡Os esperamos!
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