¿Por qué nuestros vinos son puro Bierzo?
En Bodega del Abad siempre hemos tenido clara nuestra raíz. Somos Bierzo por los cuatro costados.
Y lo somos porque nuestras viñas crecen en su suelo de arcilla y pizarra. Porque el ciclo vegetativo del viñedo lleva siglos pasando el examen de la naturaleza desde la floración al envero. Somos Bierzo porque convertimos en vino las dos castas autóctonas más potentes de la comarca. Mencía y godello son las dos caras que se expresan detrás de cada etiqueta de Bodega del Abad. En una época en la que la tierra exige su expresión en el vino, nosotros cumplimos con responsabilidad esta filosofía que nos hace diferentes en la copa.
Y somos Bierzo porque detrás de las notas aromáticas de nuestros vinos, de su estructura y de su capacidad para resistirse y evolucionar con los años está la razón de ser de una bodega anclada en la olla berciana. En sus laderas y valles. En definitiva, los vinos de Bodega del Abad son una prolongación del paisaje cultural berciano. Único y diferente. Y si hay algo que justifica nuestra presencia en El Bierzo es que cada añada es un pulso más a la riqueza de nuestra tierra.
También lo somos porque tenemos alma jacobea. Siglos de peregrinaciones nos avalan y, por eso, nos da cierta tristeza que, pasada la vendimia, los peregrinos que cruzan nuestras viñas no puedan refrescarse con un racimo de uvas. Aunque por estas tierras todavía hoy la rebusca de los últimos racimos que quedaron, a buen seguro que alegrará el gaznate de los peregrinos que en este mismo instante pisan el suelo por los caminos de nuestros viñedos.
Y somos Bierzo porque llevamos en la entraña del vino la magia y la inercia de los viejos monasterios. El nuestro, que inspira a nuestro tinto de mencía Carracedo, sigue en pie, como testigo y guardián mudo del vino berciano que consumieron sus frailes hace siglos y hoy, las nuevas generaciones del siglo XXI.
Alguien escribió un día que El Bierzo es un cráter que nos regaló una noche de luna llena y no le faltaba razón, pues en Bodega del Abad sabemos mirar el otro lado de la luna. Esperamos expectantes la llegada de la nueva añada, la de 2020.
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