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Prácticas culturales de la vid: la poda en Bodega del Abad

Con el invierno llega cada año a Bodega del Abad una de las prácticas culturales más importantes que llevamos a cabo en nuestros viñedos: la poda en seco. Por supuesto, todos los trabajos que realizamos a lo largo del año en nuestras cepas influyen en el resultado final de la uva, pero lo cierto es que la poda de invierno es uno de los más destacados, ya que realizarlo con cuidado y mimo es fundamental para asegurarnos tanto la cantidad como la calidad de los racimos que recogeremos en vendimia.

Durante la poda realizamos unos cortes en cada cepa dejando únicamente las yemas que nos interesan para lograr la cantidad de racimos adecuada. Además, es importante tener en cuenta la distribución de los mismos para que las uvas crezcan aireadas y bien distribuidas y completen así mejor su proceso de maduración.

Por lo tanto, realizamos cortes controlados en la planta, dejando únicamente las yemas necesarias para que solo se desarrolle la cantidad de uva idónea. Además, tras la poda es importante llevar a cabo un proceso de sellado de los cortes para evitar el sangrado de la planta y que penetren en ella enfermedades.

Además, es precisamente durante la poda cuando se da uno de los fenómenos más curiosos del viñedo: el lloro de la vid. Las “lágrimas” que vemos caer de los cortes de poda se producen cuando, debido a un aumento de la temperatura del suelo, las reservas vuelven a recorrer la planta y, en ocasiones, salen por el corte dándonos esa imagen de lágrima tan característica.

Una vez completada la poda ya podemos dar por definida la vendimia que vendrá. Eso sí, aún queda mucho trabajo por hacer en los viñedos, ¡no os perdáis nuestro blog si queréis conocerlo de primera mano!