Mucho se habla en los últimos tiempos del maridaje, de la armonía, en definitiva de ponerle nombre a las sensaciones que recibimos al degustar un plato acompañado por un vino. Y, al margen de las interpretaciones de cada cual y teniendo en cuenta que entramos en un mundo muy subjetivo, lo cierto es que, en ocasiones, la personalidad y el carácter del plato y las del vino, además de su elaboración permiten establecer ciertas sinergias.